Los antivacunas ya se hicieron sentir a través de su representación parlamentaria al catalogar el despliegue vacunatorio como un "dictadura sanitaria".
El inicio de la campaña de inmunización contra el coronavirus en Italia evidenció el rechazo de los grupos ultras a una vacuna a la que ven como parte de una "dictadura sanitaria", mientras la derecha con representación parlamentaria matiza sus dudas con pedidos de no obligatoriedad y asoman luces de alarma por la posibilidad de que el personal médico no acceda en masa a vacunarse.
La principal oposición mediática a la vacuna que empezó a aplicarse de forma gratuita a fines de diciembre está liderada por muchos grupos que ya a inicios de 2020 habían salido a las calles contra la primera cuarentena dispuesta en Italia, con un ex general retirado y grupos neonazis a la cabeza.
Según planteó a Télam la especialista Eugenia Tognotti, docente de historia de la Medicina de la Universidad de Cagliari, "actualmente los antivacunas están relacionados a la derecha y vinculados con movimientos negacionistas y complotistas".
"Nunca me vacunaré", dijo una de las voces principales de los antivacunas italianos, el exgeneral de los carabineros Antonio Pappalardo, líder de los auto-denominados "chalecos naranja", el grupo desde el que busca amplificar una lista de teorías conspirativas, con eje en Bill Gates y China.
"Inventan pandemias cada cuatro años y siempre nos vacunan", dijo Pappalardo.
"Las empresas farmacéuticas, como si tuvieran una bola de cristal, venían trabajando en la preparación para la pandemia del virus y en la vacuna específica desde hacía al menos tres años, en laboratorios donde expertos del sector trabajaban sin descanso noche y día. ¿Por qué estaban trabajando en una enfermedad que aún no existía?", planteó Pappalardo en tono conspirativo el día que iniciaba en Italia la campaña de inmunización.
Junto a Pappalardo, el movimiento antivacunas tiene otra cara visible en los partidos neonazis Casa Pound, Forza Nuova (FN) e Italia Libera (IL).
Roberto Fiore, ex líder de FN y creador a fines de 2020 de IL, lanzó su nuevo partido con eje en el llamado a la "desobediencia civil", que incluye el rechazo a las vacunas, y también ven como el origen de todos los males al fundador de Microsoft, a quien catalogan como el "anticristo de Manhattan" y "el verdadero gurú de los señores de la dictadura sanitaria".
Para Tognotti, "por ahora, recién comenzada la campaña de vacunación, disponemos solo de encuestas para la población general, y casi uno de cada dos italianos declara que no se vacunará contra el coronavirus".
"Los indicios que surgieron de las adhesiones al plan de vacunación de médicos y enfermeras en esta primera fase dan un panorama más preciso y preocupante: uno de cada cinco operadores médicos no tiene intención de vacunarse", planteó la autora del libro "Vacunar a los niños, entre la obligación y la persuasión: tres siglos de controversias".
Para la académica, de continuar esta tendencia, "las consecuencias serían graves: si bajara la adhesión de una parte, aunque sea pequeña, los pacientes más ancianos y vulnerables estarían expuestos al riesgo de contagio", advirtió.
Pero mientras los grupos ultras explicitan su rechazo a las vacunas, la derecha con representación parlamentaria se muestra escéptica y dirige sus críticas a la posible obligatoriedad de la campaña iniciada por el Gobierno.
"A mis hijos siempre los he vacunado, pero es justo que cada uno pueda elegir", sostuvo días atrás el líder de la derechista Liga, Matteo Salvini, quien se mostró "favorable a la educación pero contrario a la obligatoriedad".
En esa misma línea, su socia política Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, aseguró que "el Estado no puede imponer la obligatoriedad" y pidió "una campaña seria".
El politólogo Gianfranco Pasquino explicó a Télam que desde un punto de vista electoral "los antivacunas hacen ruido, pero no tanto".
"Son pintorescos, pero con muy poca influencia. Desafortunadamente, también hay, pero una minoría muy pequeña, en el personal médico. Salvini los corteja indirectamente y Meloni no se opone abiertamente a ellos", argumentó el dos veces Senador.
Para Pasquino, "desde el punto de vista electoral, la derecha tiene poco que ganar" si se acerca a los antivacunas, ya que "la gran mayoría de ellos, siempre y cuando voten, ya eligió los partidos de ultraderecha, Forza Nuova y Casa Pound".
"Algún antivacuna pudo haber votado también al Movimiento Cinco Estrellas (M5E), pero es muy difícil para ellos unirse a la derecha. Permanecerán, aunque sean infelices, en el alrededor del M5E", agregó.
Para Tognotti, en esa línea, "algunos ex miembros de los Cinco Estrellas y exponentes de la Liga representan puntos de referencia para el movimiento antivacunas en el que confluyen negacionistas, diversas corrientes de teóricos de la conspiración, exponentes de ultraderecha como Forza Nuova, el Movimiento Italiano de Liberación de Pappalardo y grupos de médicos en posiciones críticas".
En ese marco, hay consenso entre analistas en que la figura parlamentaria más activa en el rechazo es la diputada del Grupo Mixto, ex Cinco Estrellas, Sara Cunial, que publicó en Facebook su rechazo a las vacunas por considerarlas una "experimentación con el hombre" y ya en enero de 2019 había organizado una conferencia sobre su "peligrosidad".
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