Ayer reportó cerca de 4.000 pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivo.
El Gobierno de Francia admitió hoy que la situación por el coronavirus "es preocupante", con hospitales al borde del colapso y confinamientos localizados durante los fines de semana.
"La situación es preocupante", confesó hoy el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, en una conferencia de prensa tras una reunión de gabinete convocada por el presidente Emmanuel Macron en el palacio del Elíseo.
En Francia, el coronavirus dejó cerca de 90.000 muertos en un año y ayer reportó cerca de 4.000 pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) a nivel nacional, frente a 3.500 a finales de febrero, y 299 fallecidos en las últimas 24 horas en hospitales.
Pese al incremento de los casos, Attal recalcó que el nivel está aún lejos de los alcanzados durante la primera ola de la pandemia, cuando se contabilizaron hasta 7.000 pacientes en las UCI a inicios de abril de 2020, pero pone de manifiesto una neta aceleración del virus.
Este repunta se debe sobre todo, según las autoridades de salud, a la variante británica del coronavirus, mucho más contagiosa, que extendió en Francia en las últimas semanas, como en muchos otros países europeos, hasta ser responsable de cerca de la mitad de los nuevos casos positivos.
Para hacer frente al torrente incesante de ingresos hospitalarios, la Agencia de Salud (ARS) de la región de París ordenó a los hospitales que se anulen el 40% de las intervenciones médicas y quirúrgicas que no tengan relación con la Covid-19, informó la agencia de noticias AFP.
Con cerca de 12 millones de habitantes, la región de París y sus suburbios se encuentra "cerca de una situación de tensión extrema", advirtió a inicios de semana el director general de la agencia, Aurélien Rousseau.
Para evitar un colapso, las autoridades anunciaron hoy la evacuación en los próximos días de pacientes de las regiones más afectadas y la prolongación del confinamiento durante los fines de semana en el turístico departamento de los Alpes Marítimos (sureste), donde se encuentra Niza.
En el norte del país, los habitantes del departamento de Pas-de-Calais y de la aglomeración de Dunkerque (1.700.000 personas en total) también deberán permanecer en sus casas los fines de semana al menos hasta finales de marzo.
"Es una decisión difícil" pero que "da resultados", dijo Attal para justificar esta medida muy impopular entre la población, que hace ya siete semanas debe acatar un toque de queda nocturno entre las 18 y las 6 y que lleva desde finales de octubre sin restaurantes, bares, cines ni museos.
Esta medida responde a una nueva estrategia implementada por Macron que apuesta por restricciones más localizadas para combatir la pandemia.
El objetivo es evitar a toda costa un tercer confinamiento total y esperar que se acelere la campaña de vacunación.
La inmunización hasta el momento está reservado a los residentes de geriátricos, a las personas mayores de 75 años y a los mayores de 50 años con afecciones subyacentes.
Desde finales de febrero los médicos generalistas pueden administrar la vacuna de AstraZeneca - destinada a las personas de entre 50 y 64 años con patologías - en sus consultorios y desde la próxima semana los franceses podrán también ir a vacunarse directamente a la farmacia.
En total, más de 4 millones de personas en Francia (67 millones de habitantes) han recibido al menos una dosis de una de las tres vacunas autorizadas en el país (más de 2 millones recibieron las dos dosis).
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