"Por fin puede estar con los nuestros, con nuestra familia, en el antiguo cementerio", afirmó uno de los ciudadanos.
Mientras la pandemia de coronavirus sigue afectando al mundo, las autoridades de Irak autorizaron a los deudos a exhumar a sus muertos por la Covid-19 para enterrarlos en tumbas familiares.
"Por fin puede estar con los nuestros, con nuestra familia, en el antiguo cementerio", afirma Mohamad al Bahadli, un iraquí de 49 años que desenterró a su padre de la tumba de emergencia que las autoridades sanitarias le asignaron en el desierto, mientras sus familiares lloran cerca de los restos del hombre, fallecido a los 80 años, relata un despacho de la agencia AFP.
Los iraquíes fallecidos por el coronavirus debían hasta ahora ser enterrarlos en un cementerio especial, habilitado por el temor de que los cadáveres fueran vectores del virus, situado en el desierto, cerca de la ciudad santa de Nayaf, a 180 kilómetros al sur de Bagdad.
En el "cementerio del coronavirus" están enterrados chiitas, sunitas y cristianos de todo el país.
"Mi padre fue enterrado tan lejos que ni siquiera pude asegurarme de que se respetaron los rituales religiosos", lamenta Bahadli, procedente de la capital iraquí.
Para reparar eso, cuando las autoridades anunciaron el 7 de septiembre que los cuerpos de las víctimas del coronavirus podrían ser exhumados para ser enterrados en un cementerio elegido por sus familiares, Bahadli se apresuró a cumplir con el ritual.
Cientos de familias hicieron otro tanto, utilizando sus propias herramientas para cavar el suelo y colocar los cadáveres en ataúdes de madera. El ruido se mezcla con sollozos y oraciones.
Irak es uno de los países de Oriente Medio más afectados por la pandemia de Covid-19, con casi 287.000 casos y cerca de 8.000 muertes.
La Organización Mundial de la Salud afirmó a principios de septiembre que "la probabilidad de transmisión del virus era baja durante la manipulación de los cadáveres".
Bajo la presión de las familias, las autoridades iraquíes anunciaron unos días después que los cuerpos podían ser trasladados, pero por "equipos sanitarios especializados", pero eso no ocurrió; las primeras excavaciones fueron caóticas y se exhumaron cuerpos enterrados en tumbas con otros nombres.
Ningún profesional sanitario ni el personal del cementerio estuvo presente para ayudar a las familias a localizar o a desenterrar a sus seres queridos, constató un corresponsal de AFP.
Estos descubrimientos han provocado fuertes críticas al grupo armado respaldado por el Estado que se hizo cargo de los funerales de las víctimas del coronavirus. Unas familias furiosas prendieron fuego a su sede.
"Los sepultureros no tenían experiencia ni el material adecuado. Ni siquiera pueden localizar las tumbas", protesta Abdalá Karim, cuyo hermano Ahmed falleció de coronavirus.
Según la religión musulmana, el entierro debe tener lugar lo antes posible, generalmente dentro de las 24 horas. La cremación está prohibida y realizar un segundo entierro no está estrictamente prohibido pero es muy poco frecuente.
A pesar de todas las complicaciones, luego de realizar las exhumaciones sin la presencia de un representante religioso, como indica la costumbre, los familiares dicen sentirse aliviados de poder finalmente ofrecer un entierro tradicional a sus difuntos.
"Desde el entierro de mi padre aquí, no dejaba de pensar en lo que me dijo antes de morir: 'Hijo mío, intenta enterrarme en el panteón familiar. No dejes que esté demasiado lejos de los míos' ", cuenta Husein, de 53 años. "El sueño que me perseguía desde hace meses por fin se hizo realidad".
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