El país europeo volvió a cerrar todos los bares y restaurantes ante el incremento de casos, lo que abre paso a una cuarentena intermitente pero estricta al igual que en España.
Francia mantiene en alerta máxima a ocho ciudades ante el aumento de los casos de coronavirus, una medida que implica el cierra total de los bares y el refuerzo de los protocolos de prevención en los restaurantes, entre otras cuestiones.
París, Marsella, Aix-en-Provence y Guadalupe (Antillas) ya estaban en esa situación y desde hoy lo están también Lyon, Lille, Grenoble y Saint-Etienne, mientras que, si los indicadores no mejoran, Toulouse y Montpellier también podrían verse sometidas a nuevos controles a corto plazo, informó la agencia de noticias EFE.
El alerta máxima se declara en Francia cuando la tasa de incidencia acumulada en siete días supera los 250 positivos por cada 100.000 habitantes entre la población en general y los 100 casos entre las personas mayores, así como cuando al menos el 30% de las camas de las unidades de terapia intensiva están ocupadas por pacientes infectados con la Covid-19.
"La situación sanitaria sigue degradándose en Francia. Sucede lo mismo en muchos países vecinos", advirtió esta semana el ministro de Salud, Olivier Veran.
Solo ayer se registraron en las 24 horas previas al informe 20.339 contagios, un récord de positivos, frente a los cerca de 18.000 de los dos días anteriores, que elevaron a 691.977 el número de casos desde el inicio de la epidemia, a la que se le atribuyen 32.630 muertes en Francia.
El sindicato nacional GNI-HCR, que agrupa a hoteles, cafés y restaurantes, calcula que en la capital francesa debieron cerrar 1.000 bares desde la entrada en vigor del alerta máxima el día 5, y anticipa que el 40% de estos no podrá reabrir.
"La epidemia sigue y aunque la gente está resignada, está sufriendo. El tsunami económico ya llegó", evaluó hoy el presidente de la división de cafés, bares y restaurantes de esa agrupación, Marcel Bezenet.
Su sindicato estima que en París hay entre 14.000 y 20.000 bares, cafés y restaurantes.
Debieron cerrar solo aquellos locales cuya actividad principal era la venta de bebidas alcohólicas, un límite que hace que a primera vista la vida parisina casi no haya cambiado mucho, ya que la mayoría de los establecimientos tienen licencia de cocina.
La Prefectura de Policía parisina precisó que en esta última semana decretaron el cierre administrativo solo de 10 bares por incumplimiento de la normativa, según la agencia EFE.
El protocolo sanitario para los establecimientos que siguen recibiendo clientes, sin embargo, sí es más estricto.
Hay que respetar un máximo de seis comensales por mesa, frente a los 10 del primer protocolo, al menos un metro entre mesas de distintos grupos, y se hizo obligatorio mostrar en un cartel capacidad máxima y tomar el nombre y teléfono de los clientes para avisar en caso de contagios.
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