El negociador del gobierno afgano, Abdullah Abdullah, pidió un "alto el fuego humanitario".
El gobierno afgano y los talibanes iniciaron hoy en Doha, en presencia del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, unas históricas negociaciones de paz para poner fin a casi dos décadas de guerra, aunque las profundas diferencias entre las partes dificultan la posibilidad de lograr un acuerdo en el corto plazo. El jefe de la diplomacia de Qatar, el jeque Mohammed ben Abderrahman Al Thani, presidió la apertura de estas negociaciones que se celebran en un gran hotel de Doha, en presencia también del enviado de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilzad. Al iniciarse la ceremonia, el negociador del gobierno afgano, Abdullah Abdullah, pidió un "alto el fuego humanitario". "Tenemos que poner fin a la violencia y lograr un alto el fuego lo más rápido posible". dijo Abdullah, un exministro que preside el Consejo para la Reconciliación Nacional, en declaraciones que cita la agencia de noticias AFP. Por su parte, Pompeo instó al gobierno afgano y a los talibanes a "aprovechar la oportunidad" de alcanzar un acuerdo para las futuras generaciones, tras 19 años de guerra en Afganistán. Las negociaciones se retrasaron seis meses debido a profundos desacuerdos sobre un canje de prisioneros entre los rebeldes y el gobierno.
Así, comenzaron hoy, un día después del 19º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 que provocaron la intervención internacional encabezada por Estados Unidos que expulsó a los talibanes del poder en Afganistán. Ambas partes deben encontrar la forma de "hacer avanzar al país para reducir la violencia y satisfacer las demandas de los afganos: un país reconciliado con un gobierno que refleje una nación que no está en guerra", había declarado Pompeo el viernes. Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificó hoy de "oportunidad histórica" las negociaciones. "La OTAN está junto a Afganistán para preservar los logros y conseguir que el país no se convierta nunca más un refugio seguro para terroristas", dijo el responsable de la Alianza Atlántica en su cuenta en Twitter. Cualquier acuerdo dependerá de la voluntad de ambas partes de adaptar su visión para el país y de la medida en que pueden compartir el poder. Los talibanes, que se han negado a reconocer al Gobierno del presidente Ashraf Ghani, presionarán para remodelar Afganistán y crear un "emirato" islámico. La administración de Ghani buscará por su parte mantener el statu quo respaldado por Occidente de una república constitucional, con derechos, incluidas mayores libertades para las mujeres. Los talibanes, que gobernaron la mayor parte de Afganistán entre 1996 y 2001, mantendrán una posición más firme que en cualquier otro periodo desde que fueron derrocados. Hasta ahora, los talibanes sólo hicieron vagas promesas de proteger los derechos de las mujeres a través de "valores islámicos", y muchos afganos temen que su regreso parcial o total al poder suponga la reanudación de políticas anteriores, como la ejecución de mujeres acusadas de adulterio.
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